07 Apr
07Apr

Un ictus (en inglés stroke), también conocido como accidente cerebrovascular (ACV), es una condición médica grave que ocurre cuando el flujo sanguíneo hacia una parte del cerebro se interrumpe, ya sea por un bloqueo (ictus isquémico) o por una hemorragia (ictus hemorrágico). Este corte en el suministro de oxígeno y nutrientes puede dañar las células cerebrales, lo que puede resultar en la pérdida de funciones cognitivas y motoras. Los síntomas pueden incluir debilidad en un lado del cuerpo, dificultad para hablar, pérdida de visión o de equilibrio, y un dolor de cabeza intenso. Existen dos tipos principales de ictus:

  • Ictus isquémico: Ocurre cuando un coágulo de sangre bloquea una arteria cerebral.
  • Ictus hemorrágico: Se produce cuando un vaso sanguíneo en el cerebro se rompe, lo que causa sangrado dentro del cerebro.

Prevención de ictus hasta en un 80% mediante factores epigenéticos

Aunque hay factores de riesgo para el ictus que no podemos controlar, como la edad, los antecedentes familiares y el género, hasta un 80% de los casos de ictus pueden prevenirse mediante la gestión de factores de riesgo modificables, muchos de los cuales están directamente relacionados con la epigenética. La epigenética estudia los cambios en la expresión genética que no dependen de alteraciones en la secuencia del ADN, sino de factores externos como el estilo de vida y el entorno. Estos factores influyen en cómo se activan o desactivan ciertos genes, lo que impacta en nuestra salud y predisposición a desarrollar enfermedades. A continuación, se detallan algunos de los principales factores epigenéticos que pueden ayudar a prevenir el ictus:

  • Control de la hipertensión arterial: La hipertensión es uno de los principales factores de riesgo para el ictus. Mantener una presión arterial saludable mediante una dieta balanceada, ejercicio regular y, cuando sea necesario, medicación, reduce considerablemente el riesgo de sufrir un ictus.
  • Abandonar el tabaco: Fumar daña las arterias, lo que aumenta la probabilidad de formación de coágulos y, en consecuencia, el riesgo de ictus. La epigenética ha demostrado que dejar de fumar puede revertir ciertos cambios genéticos vinculados al aumento del riesgo de ictus.
  • Mantener un peso saludable y controlar la diabetes: La obesidad y la diabetes tipo 2 son factores que incrementan el riesgo de ictus debido a su impacto en el sistema cardiovascular. Adoptar un estilo de vida saludable puede modificar la expresión genética asociada con estas condiciones y reducir significativamente el riesgo de ictus.
  • Realizar ejercicio físico regularmente: La actividad física contribuye a mantener el sistema cardiovascular en óptimas condiciones, mejora la circulación sanguínea y reduce factores de riesgo como la hipertensión y la obesidad.
  • Seguir una dieta saludable: Una dieta rica en frutas, verduras, granos enteros y baja en grasas saturadas y sal puede prevenir enfermedades cardiovasculares. Además, algunos nutrientes pueden influir positivamente en la epigenética, regulando la expresión de genes implicados en la inflamación y la coagulación sanguínea.
  • Gestionar el estrés y cuidar la salud mental: El estrés crónico y los trastornos emocionales, como la depresión, pueden afectar negativamente la salud cardiovascular. Gestionar adecuadamente el estrés y adoptar prácticas de relajación y bienestar, como la meditación, puede influir en los mecanismos epigenéticos que afectan la presión arterial y la salud del corazón.
Comentarios
* No se publicará la dirección de correo electrónico en el sitio web.